Mauricio Cappelli


Mencionado por:

Gabriel Ruiz

Menciona a:

Henry Valencia
Elizabeth Vejarano
José Zuleta
Adela Guerrero


Bio/biblio

Mauricio Cappelli Figueroa
(Santiago de Cali, 1976)

Una de las cosas trascendentales que me sucedió en la infancia fue que me leí Frankestein y en la adolescencia que la revista Selecciones me terminó de criar. Soy Ingeniero industrial de la Universidad del Valle y Especialista en Gestión de Talento Humano de la Universidad Libre. Sin embargo, comencé a creer en la literatura como en una religión y se me fue la mano.

Soy autor de los poemarios Que el viento no se lleve mi sombrero y Todo el amor para la Luna de Perkins, este último editado en la colección de poesía Escala de Jacob de la Universidad del Valle; y los libros de historia Corazones de Fuego y Marea de Fuego.

He sido premiado en los concursos de crónicas convocados por la Cámara de Comercio de Palmira; en 2005 fui finalista en el IV Premio Internacional Constantí de Relatos, convocado por Silva Editorial, de España; en 2006 obtuve el Primer Premio en el I Certamen Internacional de Poesía, convocado por la revista de literatura Axolotl, de Argentina; y en 2007 obtuve el Premio Departamental de Poesía, convocado por la Fundación de poetas Vallecaucanos.

He participado en eventos importantes como los Festivales Internacionales de Poesía de Cali y las Ferias del Libro del Pacífico, además en varios recitales con grillos en el patio de mi casa y frente a una que otra mujer desnuda.

Escribo según mi principio: “La literatura es esa vida que pasa.”


Poética

Siento que la poesía, más que un género literario, es una actitud ante la vida. Una necesidad de conversar con nuestra memoria, con nuestra ciudad. Con la poesía somos la ciudad, y somos el río que la inunda. Es la mirada del mendigo y lo que intenta decirnos desde el ayer. Es piel, sombra, espejo de nuestros actos; necesidad de celebrar los prodigios del mundo: tocar con los ojos, escuchar con el tacto… Es un acto de fe para alzar el puño y poner la otra mejilla. El rostro del alma de la brevedad de nuestra historia. Es lo que podemos decir por los otros cuando somos los otros. Su silencio. Es una manera de preguntarnos, claro; de ladrar. La poesía es encuentro y un dialogo de soledades. Una necesidad de ser. Una manera de proponer amistad.


Poemas

Los locos


Los locos son los felices presidentes
de las verdes repúblicas de los parques

Los locos madrugan a bañarse con nubes en las fuentes
y a murmurarles nuevos nombres a todo lo que miran

Los locos se embriagan de cielo cuando quieren
y andan por ahí exentos de impuestos
por los universos que habitan

Los locos no tienen complejos, no sufren de celulitis
y siempre están en forma de tanto huir de la miseria

Los locos no contestan el celular porque no tienen
y si les preguntan por sus nombres es inútil
pues los olvidaron a propósito

Los locos son mitad dioses
porque cuando Dios los creo estaba loco

Los locos se enojan y tiran piedras
porque la gente les tira piedras con la mirada
y aunque que insistan
los locos no comprenden la palabra hijueputa

Los locos son como niños de otro tiempo
que saben que los pájaros, los atardeceres y las frutas
son generosos actos de amistad

¡Y claro!, los locos escuchan y escriben poemas

Los locos son poesía.

::


En el suburbio de mi alma


La quiero
y la detesto

amo por igual a sus putas
y a sus asesinos

la abandono como a un muerto
y la imagino distinta

soy un niño feliz
que salta en el parque de su cara
y otro que vomita
en su vientre de miseria

dispongo con sadismo de su cuerpo
en estado de coma,
pero es ella quien aprieta mi mano
cuando digo cada noche
mi última palabra

es la ciudad

esta cueva de verdades y miedos
que también soy y no he sido

este tumulto de pesadillas
donde sueño siempre despertar.

::


La capital de los hijos grises


Despierto

En la página cristal de la ventana
sube el sol iluminando la capital de los ausentes

Entre sus criaturas, el barrendero y la prostituta
caminan acentuando con huellas de luz
las primeras palabras del día.
Con ellos las sombras salen de sus madrigueras
y suben a los buses recostando sus rostros en las ventanillas
mientras la rutina crece como escarcha en sus miradas

Maternal, florecida de entusiasmo,
la vendedora de tintos bendice a los
transeúntes
y canta un bolero al ritmo de las
cadenas que se arrastran
como serpientes detrás de los pasos

Así la ciudad se hincha y se atraganta de hombres

Sé que ahí, en el cuarto oscuro de la alcantarilla,
un niño de ojos nube sueña su primer juguete
o al menos una caricia que le enseñe que la piel
sirve más que para acumular su propia sombra

Él, como yo, quisiera cambiar todas sus monedas
por alguna respuesta, pero una mano de acero
sabe taparnos la boca al mismo tiempo

Lo que puede decirse sobre la esperanza
es esto que el perrito sarnoso intenta cifrar
lamiéndome la mano,
y conversamos y lo acompaño al parque,
donde la brisa barre las plumas
de quienes alzaron el vuelo con un libro bajo el brazo
en esta repetida tarde rayada de edificios

Comprendo, entonces,
que en cuestión de sueños
nosotros mismos hemos sido una
jaula
de odios e indiferencias.

Por eso enferma, delirante,
la ciudad transpira y transpira hombres y revuelca
sus calles
y aprieta sus puños deseando
que pronto llegue la noche,
para desnudarse ante la luna y preguntarle
por qué es ella un sólo laberinto.

Y grita y aguanta, como si a cada segundo
un muerto le saliera del vientre,
y le sale,
y suelta sus páginas tristes que bailan con el viento
y se entera que en los espejos hay una
angustia que la aguarda
porque somos nosotros, sus bastardos hijos grises,
quienes tenemos los rostros de asfalto y de ceniza.

Por eso escúchate, amigo mío

Esto que nuestro corazón llora
es también lo que la ciudad nos grita.

::

Yorlady Ruiz



Mencionada por:

Jacko
Carolina Urbano


Menciona a:

Raúl Gómez Jattin (†)
Darío Jaramillo Agudelo
Omar Ortiz


Bio/biblio

Yorlady Ruiz López, Nació en Pereira, es poeta y artista plástica. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía XII Festival de Poesía de Medellín en el año 2002, en ese mismo año obtuvo el premio de Arte Talentos Carlos Drews Castro en la Ciudad de Pereira. En el año 2006 fue ganadora de una pasantía con el Ministerio de Cultura de Colombia para realizar un taller de performance con Dioscórides Pérez en la Ciudad de Bogotá, en el año 2007 presento su performance en Imagen Regional V en la Casa Republicana de la Biblioteca Luis Ángel Arango en la Ciudad de Bogotá. Sus trabajos creativos han girado en torno a temáticas de género y violencia en Colombia enfocados desde el Performance y la Instalación. Ha publicado los libros de Poesía: Versos Para Tu fresca Alborada (1998) y Novela Inconclusa (2001). Actualmente reside en la Ciudad de Pereira desde donde desarrolla una constante práctica artística con Mujeres de Diferentes Organizaciones de la ciudad.


Poemas


POEMAS PARA JUNO
Yorlady Ruiz López



ANIMAL

Todo el animal cabe en un solo día
no se necesita compararlo con nada,
ni con la propia carne,
ese se sale como un león loco
que ha estado guardado, encerrado con el
placer de morder su presa aún viva,
loco por sentir el pálpito entre la vida y la muerte.

Todo el animal cabe en un instante
que cuando menos piensa
vuela a través del mundo,
robando trizas de la desventura ajena
para hacer su nido,
todo ese animal
que sale a veces
también se aprovecha y me lleva y se deja
con su furia, con su vuelo, con su trote.


::


Mi idioma es este de la piel
que se transmuta
en animal feroz
en ave siniestra
en ojos de ballena muerta
en rencores de días
que se van rompiendo
mi idioma es este pobre gato:
techo alto
gatita que cae
que no se suicide
Un idioma comparado
al de cada sexo
al de cada voz
este lenguaje donde el aliento de la boca
responde:
mañana voy al río,
se llevará tu piel
esa pobre ave encerrada
el cuerpo roba y pone en libertad.

::


Tu cuerpo es como el mar
ahí navego
ahí te bebo
pero nunca me ahogo,
a veces muero (y tu lo sabes bien)
pero nunca me ahogo,
no sé como haces para que me alcance el aire,
las manos, el vientre.

Tu cuerpo es como el mar
con muchos cuerpos abandonados,
gente que se durmió en la escafandra,
están dejados en tu espalda y se quedan en la cama
se duermen cansados de traer la memoria, el tacto,
tu cuerpo es como el abandonado mar
que se mece solo en este instante
en algún lugar del planeta donde navego.

::


Ese muchacho pudo haberme mordido los labios,
arrancarlos para su corazón hambriento,
sin embargo se quedo con su boca tímida,
-muchacha: no me dejes caer al desvarío de la calle.

Yo pongo una soga
la tinturo de púrpura
y le enredo el cuello,
yo pude haberle arrancado los labios
y dejarlos para el hambre de los perros,
-muchacho: huye el presagio de mi boca,
no provoques

Ya todos somos exiliados de nuestras camas
a que volver si no es con esa extraña compañía que buscamos.

::

Juan Gonzalo Mejía



Mencionado por:

Walther Espinal

Menciona a:


John Galán Casanova
Pedro Arturo Estrada
Robinson Quintero
Álvaro Mutis
Mario Rivero (†)
Porfirio Barba Jacob (†)
Jorge Isaacs (†)
Carlos Castro Saavedra (†)
Luis Carlos López (†)


Bio/Biblio


Juan Gonzalo Mejía. Medellín. Artista plástico. Ha participado de los talleres literarios RAÍZ DE CINCO en su ciudad.


Poética

Un recuerdo

Un día corrí detrás de una mariposa,
muchas danzaban al viento, menos tú.
En el cristal de mi mesa te posaste,
sólo un día tuvimos,
nuestra belleza fue flor de un momento.
Un día de las escabrosas aguas
tus alas desgarradas recobré
desfiguradas las quise sanar
desfigurado mi amor quedó.

Hoy en el seno de mi amada
estás plasmada con tinta indeleble.
Nunca capté tus colores
sólo ese rostro que tus alas
ocultaban.


Poemas

Un lugar

Mi ciudad de escoria un día la pudrieron
nos fuimos volviendo inútiles

Muchos días nos arrasaron
en la selección antinatural de las armas
zombis deambulamos en estaciones
por el paseo del río en la setenta en Santa Elena

Sigues creciendo en el desorden
viviendo del milagro de la virgen María
soñando parecerte a tus padres y abuelos
de hachas colonizadoras

::


CUADERNO

Noche de verano
en ella juego a destruir la comodidad
sin distancias más allá de una pantalla
red abierta donde no existo

::


TROMPETAS DE ANGEL


Su olor florece con luna llena es aroma nocturnal
viaja en el viento polen mágico hechizo de silencio
su olor se desprende en caída libre sin regreso

*

Envuelvo el último legado de vida en un recorte de papel donde cobijo un refugio
en cuya pared no encuentro grafías
seguiré la ruta del peregrino
gota de sal en la herida del ojo
ahuyento con piedras el grito del ausente
el cual pide no ser un sonido en la oscuridad
en la mañana
en la tarde
en la noche aspiro el humo sagrado de la máquina.
El ave de las sombras grazna en la ciudad.
Semáforos convulsionan en la noche
en el zoológico la mayoría de enjaulados caminan su prisión
entre barrotes las mariposas del jaguar asechan.

::

Felipe Martínez Pinzón



Mencionado por:

Pablo Estrada

Menciona a:

Robert Max Steenkis
Andrea Cote Botero
Santiago Espinosa
Federico Díaz-Granados
Juan Felipe Robledo
Catalina González
Gustavo Tatis Guerra
Lucía Estrada
John Jairo Junieles
Ramón Cote


Bio/biblio

Felipe Martínez Pinzón nació en Cedritos, Bogotá, Colombia, en 1980. Actualmente cursa estudios de literatura en la Universidad de Nueva York (NYU). Sus poemas han aparecido en las revistas "Vuelta de Tuerca", "Noventaynueve" y en las antologías "El amplio jardín: poesía joven de Colombia y Uruguay" (2005) y "Doce poetas colombianos" (1970-1981) (Mexico, 2007) y "Poetas bogotanos" (Bogotá, 2009). Ha publicado un primer libro de poemas que se titula "Sólo queda gritar" (2006) y un ensayo crítico -"La mejor bomba es el libro" (2005)- sobre la novela "El maestro y Margarita" de Mijaíl Bulgákov. Prepara un nuevo libro, tentativamente titulado "Demoliciones" (Lima, 2009).

Blog del autor:
La Imprenta Enterrada


Poética

Hay un soneto de Rilke que se llama “Torso arcaico de Apolo”. El poeta ve en la estatua derruida del dios, a la que le falta el rostro, la luz de sus ojos inexistentes. La mirada del poeta se desplaza a lo destruido, a lo que estuvo una vez y ya ha quedado demolido, aplazado por el tiempo. Ese es el glorioso fracaso que le da su poder al arte: ver con nitidez lo que falta, completar el palacio a partir de sus ruinas. Apolo descabezado mira al poeta cuando es él mismo quien se ve reflejado en el torso iluminado. Rilke lo sabe y nos lo dice cuando escribe la sentencia que silenciosa le dicta la estatua: “debes cambiar tu vida”.


Poemas


La lectura (muy a lo siglo XIX)

Abre las manos bajo estas hojas, sostén
el poema como una vasija de madera,
húmeda y delgada. Ahora bebe.
No dejes regar esta agua,
llévatela fina a la boca,
siéntela adelgazar
bajo tus ojos:
recuerda la
bendición
de haber
tenido
sed.

::


Último deseo

Si me muriera ahora, ya mismo,
caer del asiento en el que escribo esta palabra,
venirme abajo al golpe de tres sílabas, con mis 26 mayos,
al piso, con el despojo ‘palabra’ entre los dedos, irónico
el mundo que es catre de reyes en la muerte, o, siempre,
hedor del millonario que ya no es dueño de su cuerpo,
ni de sus millones, ¡qué decir de sus esfínteres!

Si me muriera ahora y recibiera en la cara,
fulminante, un mortal golpe de destino
sentado como estoy sobre las patas de la silla,
ahogado del corazón, pantallazo negro en la memoria,
un viento malo que serruche mis costillas,
me gustaría hacerlo con el despojo ‘palabra’
entre los dedos fríos, marcar la ‘a’ última
como del dolor la muerte
que grita antes de coser su boca.
Caería al piso, si me lo permiten,
con las manos abiertas sobre el piso,
los dedos expuestos,
los dulces jardines de las huellas dactilares,
sus circunloquios de acuosa geometría y allí,
en ese laberinto que es todo lo que queda de mi nombre,
la sombra de la pulsación última que quiso ser ‘palabra’.

::


El sol de Cedritos

Busco una silla, mi espacio: este fue mi reino.
Presto mis piernas, los brazos, olvido mis ojos
para que el sol cumpla su sonido lejanísimo y venga a hacer su música,
dé con su martillo quemado otra vez la nota precisa de mi infancia.
Las calles de mi barrio son de puro espacio mecido, árboles de torrente,
huracanes tiernos, sombras de animales que arrastran sus melenas
por donde el sol desmorona sus semillas, sus sedas,
recavando de la tierra el olor de almohada de los jardines.

Digo, -dormido y de luz prendida por el cuerpo, los parpados placidos de viento-
que soy esta vida submarina de mi montaña y quiero ser digno de su luz
de duna verde que moldea con semi-sombras, claroscuros,
mallas de sol moteado, los parques ocre que el musgo de los pinos moja
como a un delicioso octopus vegetal que nos comulga su horizonte compartido,
nos entrega sus hojas por el piso para perdernos, pisando sus huellas-de-ninguna-parte.

Es la hora puntual y digo bostezando un imperial sol lucet omnibus.
!Ah, Martes domésticos de mi barrio a las diez de la mañana!
donde reír con los sauces japoneses sus bizarros paisajes de pocillo,
extrañarme con el monte de bruma y pensarlo frontera de otra ciudad prohibida,
ver los túneles de pino y sauco blanco donde el viento olvida las esquinas,
vence los muros para comer migajas en nuestras manos,
y se pasea por nuestros cuerpos con sus yemas sin historia y de plumas,
para hacernos otra vez secreto el tiempo secreto del olvido: la infancia recobrada.

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Sísifo en el baño


A Eduardo Mitre

Primer ritual del día: Amanece.
Aún somos de la noche, su greda todavía,
recobramos las facciones, alfareros de nosotros mismos,
el día nos libera las manos para rehacer los rostros.
Apartamos de los ojos el aserrín del olvido, su tibieza,
la dulce mortaja de la almohada, su huella,
y frente al espejo, adivinos adivinados,
nos tomamos del nacimiento para aflojar,
desde la cintura,
el turbio material de los sueños,
bendita,
lenta agua del entendimiento,
su ruido nos despierta a nosotros mismos,
nos emblanquece la mirada
para ver en las espumas
al lunes ciudadano, su temible magisterio,
por el que navegamos, mareados.

Adentro de todos los santos días, nuestro cuerpo,
y afuera también del mismo
este otro día más nos envuelve, severo.

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