Juan Carlos Acevedo




Mencionado por:
Menciona a:

John Junieles
Juan Felipe Robledo
Geovanny Gómez
Carlos Eduardo Pachón
Gabriel Arturo Castro
Gustavo Tatis Guerra
Antonio Leiva
Sandra Viviana Romero
Henry Benjumea Yepes
Juan Alberto Rivera


Bio/Biblio

Manizales. Poeta, ensayista y periodista cultural. Director de la revista literaria Juegos Florales del Centro de Escritores de Manizales “Roberto Vélez Correa”. Colaborador permanente del dominical Papel Salmón del diario La Patria en Manizales y de los periódicos Quehacer Cultural y Meridiano Cultural.

Premio Nacional de Poesía Carlos Héctor Trejos Reyes -2009; Premio Nacional de Poesía “Descanse en Paz la Guerra” convocado por la Casa de Poesía Silva en Bogotá -2003. Premios Departamentales de Poesía de la Editorial Manigraf -2001. La Cámara de Comercio de Manizales -2000, y del Centro de Escritores de Manizales -1999.

Ha publicado los libros de poemas Los Amigos arden en las manos e Historias alrededor de un fogón (Editorial Universidad de Caldas 2010). y Palabras de la tribu (Editorial Manigraf 2003) y los cuadernillos poéticos y Los Amigos arden en las manos (Colección Palimpsesto 1999) y Palabras en el purgatorio (Colección Lyrica Species 1997).
Sus poemas también hacen parte de parte de las antologías de poesía colombiana y antologías internacionales.

En la actualidad hace parte de la mesa directiva de la Fundación Literaria Orlando Sierra Hernández. Es además el Coordinador del Área de Literatura de la Secretaría de Cultura de Caldas.


Poética

Hace años, cuando era lector de malos versos, pensaba que la poesía era una especie de magia, un truco con el cual un hombre sorprendía a otro a través de la palabra. Con los años y la lectura de versos mejores llegué a pensar que la poesía era una suerte de alquimia según la cual, un hombre convertía una palabra desgastada y llena de herrumbre en una bella palabra revestida de un nuevo significado. Ahora, cuando los años se suman a mi estatura, y me enfrento solo y desprotegido a un libro de poemas y leo en él unos versos como por ejemplo: “¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes angélicas?/ Y aún si de repente un ángel/ me apretara contra su corazón, me suprimiría/ su existencia más fuerte. Pues la belleza nos es nada/ sino el principio de lo terrible” versos del poeta Rainer María Rilke, o encuentro unas líneas como: “Irías a ser ciega que Dios te dio esas manos” / “Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos”, líneas escritas por Vicente Huidobro, he descubierto que la poesía (más que magia y alquimia) es un acto de deslumbramiento bajo el cual el hombre está subordinado al redescubrimiento del mundo. Y deslumbrarse ante el mundo es resucitar en las horas de la noche y de la niebla. Tal vez por eso hay vida y hay poesía, y en palabras de María Mercedes Carranza: la poesía ayuda a vivir.


Poemas

ESTAFETA DEL VIENTO

“…Aquí vienen a dar todos los vientos, todos”.
NERUDA

Tus pasos conservan la levedad de los fantasmas. Tu voz, vencida por calles sin esquinas, apenas y se escucha en medio de motores. En tus manos llevas nuestra prisa, nuestras deudas, nuestros amores secretos. Estafeta del viento, en tus alforjas guardas el pan con que alimentas tu soledad, eres una sombra en medio del asfalto. Caminas perdido entre la muchedumbre y al atardecer visitas edificios y entregas esperanza y alivio. Por eso hoy, Duván, el poema eres tú, guardián de sobres y paquetes donde cada mañana enviamos un poco de nosotros.

::


RÍO DE LOS MUERTOS

En el cañón es medio día. Arde febrero y con él los sueños de atarrayas. Ya se sabe la subienda no vendrá este año. El día comenzó cuando la luz implacable del verano estremeció los tamarindos, los hombres buscaron pronto herramientas y nave. Río abajo se perdieron sus voces y sus oraciones.
Cantan, beben sirope y ríen. Sus torsos desnudos rayan entre cobrizos y ocres, y sus manos -acostumbradas a lanzar y recoger- esta vez se aventuran a herir una guitarra.
La mañana se parte. Las aguas negras y los buitres dando giros infinitos presagian un mal día para los pescadores del Cauca Medio. Ya se sabe la subienda no vendrá este año.
Esas aves y sus giros concéntricos, las aguas turbias y los cuerpos de tres hombres que hinchados y sin ojos flotan por la orilla izquierda.
Otra vez la muerte viaja por el río.
Otra vez se perdió la pesca

::


REPARADOR DE SUEÑOS

Bajo el imperio del insomnio aprendió a encender el carbón que chispea en el lápiz. Ese destello de fuego se hizo línea e inició el rito del silencio. Alcanzaba la edad de los metales cuando el canto de un Cardenal devastó la madrugada. Los años se hicieron polvo bajo su lápiz, la luz del carbón se hizo grito y un viento frío silbó en el valle del Cauca Medio.
Poco a poco aprendió su oficio, agudizó los sentidos, afiló el lápiz, recortó la madera. Atento robó aullidos, llantos, huellas, olores y estelas de fantasmas que más tarde almacenó entre hojas de tabaco. Las palabras hechas artefactos, los trazos grises del carbón hechos senderos y la historia hecha palabra revelaron su oficio: reparador de sueños.

::