Jairo Alberto Pertuz



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Eliana Andrea Reyes Barrera

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Ruth Juliana Duque

Bio/biblio

Jairo Alberto Pertuz Manjarrez nace en Santa Marta en 1986, reside en Pamplona (Norte de Santander) estudiante de Comunicación Social, vinculado a los procesos radiales de la Universidad de Pamplona.
Sus primeras creaciones literarias hacen parte del archivo para Promover la Difusión Lúdica del Derecho Internacional Humanitario en la Cruz Roja de la Juventud Colombiana, Seccional Magdalena.


Poética


En estos tiempos sigo buscandome, encontrándome tan adentro como una esquirla de carbón perdida en un pantanoso valle. Quizás antes escribia al sol, a la roja lagrima que cuelga del tejado, ahora no estoy seguro que sean estas palabras poesías, las presento quizás como un desahogo, un grito en el desbarrancadero y una resistencia que palidece, un "desdoble de la realidad" que nos es mayor cosa que afirmar esta grisasea existencia.


Poemas

Ahora que evito los espejos
- Porque rotos han venido a mutilar el tiempo -
He de sentir el temblor de tierra muerta.

Día Nueve

Antes podía cruzar la calle:
Y una onda inconciencia palidecía cuadra tras cuadra.

Ahora este olor de carnes frescas, interinas me persigue.
Cercándome el paso al íntimo escondrijo de los diez.

Trato de no advertirla mirándome a través de la ventana
Trato…por las noches de ausentarme en el cristal que fragmentó las memorias.

Luego me aparece como un sediento amanecer que agoniza.
Entre blancos desechos de espuma marina, de rastrojos serénales
Y un exquisito juego de cerezos: me hablo de amor.

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Compilación tardía

Nadie ha podido querer a un hombre que se ha entregado
Que ha repartido carne al vil peso de una luciérnaga,

Oxidadas llaves que no han de abrir la puerta venturosa
Una colección de recuerdos rotos tejidos en collares bizantinos

Quiero hoy volver como el tiempo
Como la fría lagrima que cuelga en la ventana.
Al asomo cálido de una mujer al frente de su puerta

Ahora soy una angustia rellena de vacíos
Una espera plantada, que florece al borde del abismo.

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Dosis de tintero

No he sabido hablar de mí,
Cada vez que escribo es aquel el que aparece
Y este que me nombra para nunca desaparecer.

Un impreciso sueño molecular
Dosis de almendro dormido en mitad de la calle.
Aquí, carnal imagen de retrasos sucios.

La tinta quizás no devore mi carne,
Es el suelo gris de mi memoria.
Convertida en paño donde hemos de soplar al viento.

Acunaré el vacío del bosque seco de tu vientre
Y sin temerle al llanto de mi axila inconsistente,
Seguiré aferrando las piedras con que tropezar mañana.

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1 Comentario:

natalia comentó sobre esta entrada, así...

Oxidadas llaves que no han de abrir la puerta venturosa