Jaime García Pulido



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Bio/Biblio

JAIME GARCÍA PULIDO. Bogotá, 1962. Economista, periodista, poeta y escritor. Estudió literatura hispanoamericana en la Universidad Javeriana y letras inglesas en la Universidad de California, Berkeley, Estados Unidos. Mención en el Premio Casa de Las Américas con el volumen de cuentos Libro sin título por descuido del autor, Cuba, 1995.Poemas suyos han sido publicados por la revista Chronogram de Nueva York y por el Departamento de Literatura de Edinburgh University, Escocia. Finalista del Premio de Cuento Juan Rulfo con La máquina de pájaros, París, 2008.


Poemas


BEATRIZ

Por la ciudad de relámpagos de vidrio
Vaga un ciempiés de anteojos y zapatos negros de acordonar
El semblante de su marea de rostros parece
Una fotografía de campo de concentración
Oigo lejos el tableteo suntuoso de los tacones de la estatua del prócer
Los rojos peces en el acuario de Beatriz parecen humanos
Afuera los agentes de policía dan la impresión de estar vivos
Todo lo nuestro termina en las púas de una cerca
Beatriz deja caer sus pestañas y con ellas el sostén
Lavo la sal de mi cuerpo en la sal de su cuerpo
Que cae por el sendero resbaladizo al agua
De legiones de gnomos ermitaños
Hay caballos hay medusas de pedrería enfangada
Mi puño la sostiene a medias por la grama de su sexo
Hay una catedral irrompible amamantando plenilunios
Beatriz madruga a preparar café y pan y huevos
Entre sorbo y sorbo escuchamos el rumor de la neblina
La lluvia en la ciudad del espanto no da espera
Legiones de rostros de billetes de banco bostezan en manos ajenas
Doy media vuelta para no alejar el sueño de los antílopes que chocan
Beatriz común vocablo en la guía telefónica y en los Siete Círculos
A causa de ella mis fantasmas desdeñan la rotación de la tierra

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LIENZO DE MEDIANOCHE

Y Dios enloqueció hundiendo barquitos de papel en las bañeras
Allí de un soplo concibió un volcán en erupción
De un soplo a Lina en barro un poco triste del volcán en erupción
A sus manos expertas en dibujar el aroma de las flores
Y en apagar cigarrillos con un extraño ardor de madreperlas vacías
Amo a Lina tan distante de la Venus de Milo
Por la cual Grecia ha llegado a ser modelo de estética clásica
Amo el ardor de aire removido de su piel desnuda
Su piel de vampiro hembra o hembra vampiro
Lina toca su pecho en busca de la raíz de la fiebre
Su furia es greda de agua de rosas deshechas por el tiempo
Su voz es tan frágil como la sonrisa de un muñeco de nieve
Así Lina huyó de mis dominios con los pies descalzos
Echó abajo los arco iris ocultos de las vitrinas
Removió en arenas de diluvio la matemática de los días laborales
Huyó evadiendo la luz para no astillarse la punta de las uñas
Con el esplendor irrepetible de una moneda de oro
Caída desde muy alto
Fluyendo hacia el bostezo del fantasma de Leonardo
Y sus manos ateridas de hongos
Abiertas sobre el pincel lloviendo sobre el vientre de Lina
Lloviendo acrílica lluvia sobre los girasoles de medianoche

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MARCELA

La mujer toma la forma del sueño que la contiene.
Juan José Arreola

Volver a ti
Al abundante calcio de tu sonrisa
A la extensión de tus quinientos doce huesos
A tu otra nueva piel

Volver a ti
Porque creo en mis alas maltrechas
En la visión de tu ombligo casi humano
Y en nuestro viejo pacto de arena

Volver a ti
Con la prisa de invocar tu don más secreto
Un almizcle de conchas de octubre
Avivando a los pájaros del centro de la tierra
Como quien pronuncia una injuria escuchada en una vida anterior

Volver a ti
Bajo la herida abierta de las constelaciones
Jamás pintar el sol
Sino la luz que cegó los ojos de Icaro
Allí escapar a los espacios en blanco de la noche
Y recordar este verso por el simple hecho de no haberlo escrito

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