Adrián Pino Varón



Mencionado por:

Leandro Loaiza Largo

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Juan Carlos Acevedo
Federico Díaz-Granados
Winston Morales Chavarro
Láuren Mendinueta
Flóbert Zapata


Bio/biblio

ADRIÁN PINO VARÓN, Nacido en Chinchiná, Caldas, Colombia, 1972. Diplomado en Gestión Ambiental y Legislación Indígena.
Su trabajo literario, además de ser publicado en revistas y antologías del país, se recopila en los libros de poesía Páginas habitadas (Fondo Editorial de Risaralda, 2.000) y Palabras innecesarias (Fondo Editorial de Caldas, 2.002).
En 1.998, obtuvo el Primer Premio de Poesía convocado por el Fondo Mixto de Caldas y el Ministerio de Cultura, y en el 2.002 fue galardonado nuevamente con el primer premio de poesía convocado por la Gobernación de Caldas. También ha sido finalista en otros concursos literarios del país.
Ha sido invitado a varios Encuentros de Escritores dentro y fuera del país.
Colaborador de la Revista Literaria Mesosaurus, con sede en Santa Marta, Colombia.

Blogs del autor
www.adrianpinovaron.blogspot.com
www.palabrasinnecesarias.blogspot.com

Blogs recomendados
www.escritorescaldenses.blogspot.com
www.revistaliterariamesosaurus.blogspot.com
www.lyricaspecies.com


Poética

Qué decir de la poesía cuando los seres humanos hablan de ella como si fuera una exquisita amante. Si salva o condena, depende de cómo se asuma, del propósito inicial. Sé de hombres que han sucumbido ante ella, impotentes y derrotados, y sé de otros que la llevan de la mano, tan fastuosos y magnánimos, que parecen provenir del centro del bosque o del fondo del mar, donde habitan seres fantásticos. Pero también hay aquellos que, sin ser lo uno ni lo otro, van con un verso instalando el caos a su paso, creando animosidades por su pobreza mental.

Puedo decir, para no ir más lejos, que la poesía está en lo inmediato, en la transparencia, en el gesto, en el paisaje, en el ojo, en la sensibilidad de nuestros sentidos. Puedo decir que la poesía es lo que me mueve a ser menos perverso.


Poemas

Crónica del retorno

Tuvimos suerte, sí, de no morirnos todos en la manigua, de no extraviarnos para siempre en sus dominios, de no quedar petrificados en sus pantanos invisibles.

Al comienzo creímos que todo era parte de la aventura: los reptiles venenosos colgados de los árboles como frutos gigantes, las tormentas con su furia inagotable reclinando las cumbres, la ausencia del fuego que sirviera de incienso o de verano, el aullido de animales salvajes rasgándonos la espalda, las raíces que consumíamos contra todos los escrúpulos pretendiendo alimentarnos.

Pero de pronto todo cambió como sucede en mi país hace más de cincuenta años: ya no nos producía asombro aquella tierra que cada vez parecía internarnos más en sus tinieblas, pues sólo sabíamos que era de día por uno que otro rayo de sol que lograba transgredir los ramajes; el hambre comenzó a hacer estragos en nuestros cuerpos hasta dejarnos débiles y torpes de espíritu, y el recuerdo de las familias se hizo más latente en cada desvarío.

Tuvimos suerte, sí, de que esos expedicionarios nos encontraran cuando el abismo nos ofrecía ya sus fauces, de estar ahora contando estas cosas cuando en las casas nos habían levantado una sepultura a punta de lágrimas.

Sin embargo, es doloroso que sólo regresemos dos después de que éramos cinco, que se los haya tragado esa vastedad entre sus altas fiebres tropicales, entre el terror de su espesura que de noche congrega todos los misterios, entre el dolor de unas heridas que no dieron un minuto de sosiego.

Regresar vivo de la manigua, como usted dice, es un milagro. Pero insisto en que quedan los muertos nuestros y a ellos de nada les sirve que nosotros creamos en milagros, que no podamos traerlos de vuelta para regar sus cenizas sobre el asfalto.

::


Judas habla

Ella viene de Magdala.

Sé que es descendiente de la Casa de Benjamín, sé que tiene el aroma de todas las flores silvestres metidas en su cuerpo, sé que mis ojos y mi corazón la contemplan en el absoluto silencio...

Ella se sienta con Él a su derecha, toma de la misma copa el vino de la vid que une. Pedro parece odiarla porque no pierde oportunidad para reclamar; siente que Él la ama más que a nosotros, que le transfiere el poder de la palabra, pero ella es digna de ese amor y de esa palabra aunque a mí se me desprenda el alma; ella es digna porque es buena con todos, porque es la primera en sufrir, en sentir los golpes de los enemigos cuando atacan la verdad.

Vienes de Magdala y vas hacia el Reino. Yo no voy a ninguna parte, acaso donde tú vas, como una sombra errabunda. Mi amor es ya una cruz antes del paraíso, mi amor que sobrevive a las tormentas del desierto. Pero esa cruz pesa demasiado para mi débil cuerpo. No soporto cuando Él te besa y te llama compañera, cuando quedas sola en su aposento y tu aliento apaga la lumbre.

No se diga entonces que mi entrega del hijo del hombre es por unas monedas. Es el amor el que me motiva, es ella, María, María de Magdala, toda ella con su imperecedera luz que remueve piedras.

Es esta tarde entonces, en los campos de Getsemaní, que le daré a Él mi último beso, y mi cuerpo se inclinará bajo las ramas del árbol a las afueras del paraíso.

::


Diálogo después de la batalla

Regreso después de batallar en los campos con aquellos hombres que sólo conocí por el santo y seña, por sus rostros polvorientos tras cada jornada que se abreviaban cuidándose la espalda para evitar ser blanco de los fragores diarios.

Cada hombre compartía su propio ángel de la guarda, porque no era fácil cruzar los bosques sin dejar rastro, sin que el aire quedara manchado por nuestros hedores, sin que los ríos presenciaran nuestro ritmo marcial.

No había tiempo de seguir los cocuyos que trazaban bajo los cielos nocturnos figuras de infancia, porque el tic tac de la luna nos anunciaba constantemente la vigilia, y nadie era dueño de su palabra o de sus actos, si acaso de atisbos de sonrisas como piedras desmoronadas.

Regreso sin sentirme victorioso o derrotado, sin saber si en verdad alguien tenía la razón, y si mi contienda fue por esta tierra o del lado del enemigo que ahora enseña como yo las heridas en su cuerpo.

::

Viviana Restrepo



Mencionada por:

Pedro Arturo Estrada
Tatiana Mejía

Menciona a:

Oscar Gonzales
Fernando Cuartas
Jhon Sossa
Eliana Maldonado
Irina Enriquez
Josefa Parra (En Las Afinidades Electivas - España)


Poética

Soy una mujer
rasgada por el filo de los días
y de los adioses.

Soy de carne y hueso
con un fuego incrustado
en la mitad de mi sed.

Soy ángel.

También animal.

Soy la que escribe
e inventa cada día
una voz que huele a sándalo.

Emerjo de los claroscuros del tablero
y me deslizo con cada movimiento de tu mano.


Poemas

(Tomados de Primia Sangre)

AL OTRO LADO

“Todo como si nada: ¡Ni la memoria!
Tu cara es la memoria.”
Mohammed Al-Nabhan


Te vas
y tras el vidrio
el humo negro.

Parecido al exilio
es tu caída.

Tu cuerpo se vuelve sombra
y tu lengua
se divide ahora en tres:

En el deseo.

En letra de Primia Tierra.

En el círculo que te amarra a mis pies.

Grito tu nombre
con sabor a oriente.

Con olvido en las manos
con tinta y varias imágenes
también me voy.

::


GIRO

Yo digo polvo
y ya no es el verbo
sino la nostalgia del adiós.

…Me gustan las puertas
y lo misteriosa que puede ser una pregunta
y el sueño tibio.

Oh, infértil
hablo de los que están condenados
a la ceguera eterna
de los que tienen la hierba húmeda
y no ardiente.

Yo digo aridez
y ya no es boca
es hueso calcinado. Arena amarga.

Oh, reseco
hablo del retorno de las voces
de lo amarillento que retornan los silencios.

Ahora yo digo palabra

y no es más.

Es piedra sacra.

Es triangular.

Liviana.

Negra.

::


PRIMIA SANGRE

Seguiré besando
esta guerra de sangre
hasta descubrir
en el abismo del cuerpo
todos los misterios de la voz.

Esa que grita y calla
esa que aturde el interior de la vigilia
con su profecía
esa que me convierte en sal.

En hierba amarga.

Aún con un solo pie
besaré una vez más
esta guerra que me produce fiebre
y deseos de parir.

::


CONSAGRACIÓN ESCRITA

III

El ojo de la noche cubre el bosque.

El pacto se presenta escrito.

La promesa vive en la letra grabada.

He visto las sombras de mi niñez
mutar conmigo en la vigilia.

Ah, ¿Qué sé yo del abrazo?
¿De la sangre en las bocas?

Escribo sobre trazos ajenos
para rescatar la heredad del alma.

Cederé mis manos para
hablar de la ofrenda.

::

Surlay Farlay



Mencionado por:

Walther Espinal

Menciona a:

(Pronto)


Bio/biblio

SURLAY FARLAY (Medellín, 1971). Estudiante de sicología en la Universidad de Antioquia. Libro: A la espera de Nayán (1994).«Hijo de un mago y criado por un brujo, Surlay Farlay nació predestinado a la poesía» dice Jaime Jaramillo Escobar, quien hace un magistral esbozo biográfico de su discípulo en el taller de poesía de la Biblioteca Piloto de Medellín, publicado en el Boletín Bibliográfico de la Biblioteca Luis Ángel Arango (número 36, de 1995).
(Walther Espinal)


Poética

DE LO QUE ME DIJO UN PACIENTE

Debería usted conocer el balcón de mi casa doctor…
En mañanas de atortoladas lloviznas,
me habla muy quedo.
Pregunta por la esquina más discreta de mi cuerpo,
constantemente me regaña por haber crecido.
Yo le digo que soy escritor, que aún soy niño,
pero el balcón refuta airado: ¡Tonterías, te descuidaste!
-Los poetas son los primeros que pierden su infancia y la inocencia
por estar en la pose de escribir el mundo de nuevo…-
Vamos ya lo hemos hablado antes, no te desanimes:
Lánzate.
Ya no eres el niño que jugaba con mis barandas,
convirtiéndome en su barco o su nave inter-estelar.
Cae en picada sobre los recibos de luz y acueducto
no los pagues esta vez.
No uses más las escaleras.
¿Para qué te ahorras lo de la funeraria?
Yo le respondo doctor a mi balcón, con una confusión silenciosa.
-No lo sé balcón, no lo sé…-
Suena el timbre y mirando por encima de la baranda
le digo a mi balcón: -¡Cállate, dejemos la cosa para otra ocasión¡
Acaba de llegar ella.


Poemas

SAUDADE DE MARZO

Hoy vuelve lo que tanto llamamos felicidad.
Pero aun punza la duda.
¿Qué será lo que quiere de mí ahora la felicidad?
Después de tener una cueva cómoda,
la soledad que madura a los tipos como yo,
y la santa pobreza del desprevenido…
¿Qué puede ser?
Ahora que estaba viendo la vida como tú lo deseabas:
Un incidente azaroso,
resultado de tu estrategia o cobardía.
Si al menos se desvaneciera ese orgullo que confundes
con las condiciones naturales de tu existencia.
No felicidad, las cosas no son así no mas…
¿Qué quieres de mi ahora?
Ahora que vuelvo a tener heridas importantes
y soy fuerte a causa de las lamentaciones
que he lanzado a los muros.
Entre la almohada y los dientes he apretado tu nombre.
¿Felicidad?, ya no me sorprende tu visita,
ya no se pude aplaudir tu espectáculo.

::


DEL MUNDO DE ELLAS

Una mujer se aferra a un hombre.
En algún lugar donde nadie la observa se resigna,
sabe que hay docenas como ella y hasta mejores...
Y aunque la tierra es ancha solo puede ver a ese,
vecino, casi.
Un niño presto a una lobotomía,
el que siempre la acompaña medio cojeando,
su hombre apenas medible en un perímetro justo
para que exista una mujer como ella.

::


DEL DIA QUE TE DIBUJE EN SANTA ELENA

Propongo encender una vela,
traeré una cerilla del sótano

¡ Hola búho! Grita enfiestada una niña taciturna
de azotea en azotea
Huyendo de no ser azotada,

Propongo la noche para dialogar,
Y el día para perderlo de vista tras el sol.
Día para tendernos sobre una cobija de frescos fieltros,
verdes pliegues, moras de castilla.
Y un pañuelo blanco para cada pino de esta asamblea.

::


COMO UN GRANO DE ARENA

El único fragmento de poesía
que aún no me duele
es esa chica que repite casi a la perfección
la historia de cuando me amabas…

::

Carolina Urbano



Mencionada por:

Eduardo García Aguilar

Menciona a:

Víctor López Rache
Gabriel Ruiz
Sandra Uribe
Yorlady Ruiz


Bio/biblio/poética

Carolina Urbano (Pasto, 1974) Profesional en Filosofía y Letras de la Universidad de Caldas, con Maestría en Filosofía de la Universidad Nacional. Entre la docencia y la filosofía a veces la palabra poética la rescata del mundo, pues la poesía es una niña huérfana que cruza el puente, y atraviesa el mar y se convierte en agua… para alimentar a otros.
No ha publicado libros, pero poemas suyos han aparecido en diversas publicaciones literarias. Pertenece al Comité Editorial de la revista de poesía Luna Nueva.


Poemas

Viernes

La música en los bares
Se aglutina con la enfermedad del silencio
Que en la sonrisa un ojo
Y en la mano el yo
Resaca del olvido
Acordes estrepitosos
De melancólica negación y fábula

En los bares todos huelen a sal
Y se oxidan con la marea
Se desvanecen después
Con el andar stop de sus zapatos.

::

La última cena

Se escapó a la madrugada la carne en trozos
Todo sangra que se mueve
Todo huesos que desprende rito
El aliento en espera y desaparición
La última cena se quedó
En el frío sinsabor de los presentes
Mientras en la penumbra aun embriaga
La calidez del desconocido

::

Un dibujo de bosque
Movimiento en la memoria
El animal se busca

Rastrojos de bosque
Moviendo la memoria a su antojo
El animal se busca

::

Callas
Los gritos se escabullen por las rejas
El hierro no tiene tu nombre
y te hiere como una sombra
que se ha pegado a ti

perdidos los antiguos mitos
máscaras reales
amamantan indescifrables
de la vida alrededor
y ya no callas
tiembla la brisa sobre las palabras
y no dices siempre
las puertas del infierno apenas si se abren
los surcos dejaron de germinar
con niños en calles que no avanzan

y dejas de decir nunca
los ojos del deseo no paran de latir

las palabras se calientan
bajo las brasas
en lo difícil que resulta no hablar
de un quizás de un aun, de un todavía
y como una mujer que se ha pegado a ti
no callas.

::

Javier Naranjo



Mencionado por:

Pedro Arturo Estrada
Lucía Estrada
Eliana Maldonado
Tatiana Mejía

Menciona a:

Gabriel Jaime Franco
Carlos Vásquez
Álvaro Rodríguez
Robinson Quintero
Horacio Benavides
Viviana Restrepo
Diana Berrío


Bio/biblio


Javier Naranjo Moreno
. Ha publicado los libros de poesía Orvalho (Ojo Editorial, Medellín, 1990), Silabario (Universidad de Antioquia, 1994) y Lugar de cuerpo ciego (Universidad del Valle, 2006); y el libro Casa de las estrellas (Universidad de Antioquia, 1999 y Editorial Alfaguara, 2005), que es una recopilación de expresiones infantiles. Dirigió por nueve años la Casa de La Cultura de El Carmen de Viboral, ha sido docente en áreas afines a la creación literaria, y tallerista en promoción de lectura y escritura creativa.


Poética

ORDEN MUDO




“atención extrema a lo que se oye
y al cuidado máximo
puesto en el olvido de sí mismo”.
Emilio Adolfo Westphalen.


Afuera sobre el mantel de la mesa hay insectos muertos. Los cojo y los arrojo al suelo, no sea que en el orden mudo de la superficie, su muerte disuene. Cierro la puerta, me persigue el afuera que acabo de ver en todo lo que titila lánguido y empecinado. En los bombillos que defienden y guardan las casas de toda acechanza de lo oscuro. Cierro la puerta, la noche se arrastró conmigo, hincó su diente mórbido en mi pierna y ahora está al lado y mueve su cola. Doy vueltas en los cuartos, pongo música, suena algo delicado, veo los cuadros, el caminar de todo lo que entrega sentido: Yo.

Quiero tener momentos de comunión y que escribir sea un accidente. Las flores en las escalas, la sala sombría cuando nadie la habita, la sala que reclama. Los trastos en la poceta, luces. Todo lo que es voracidad.


Poemas

EROSIÓN DEL YO


En la mesa del comedor, mi padre y yo vemos cómo mi madre desespera por hallar las palabras que saben decirla, el acuerdo entre la voluntad de pensar algo y lo pensado. La necesidad de que la conversación entre uno y uno no se extravíe.

Pero el encuentro es difícil, y alguno de los dos que es uno mismo, girará en un carrusel donde espera que el otro lo reciba. Y en la cabeza de mi madre se den un beso largo lo que busca y lo buscado. Y sean ella felices las dos, para que en la mesa recuperemos la cara de que todo está bien. Los rostros tranquilos del entendimiento.

::


EL ENAJENADO

Salir de sí para que la cárcel de verse cese.

Para el olvido, y ser todo, nadie y ninguno.

La embriaguez de no llamarse, de no decirse, para que el silencio ocupe.

Ah,
y respirar.

::


CONDICIÓN DEL AJENO

Me gusta llegar a un cuarto que no tenga nada mío, ni un cuadro, ni una sábana, mis huellas, ni mi olor. Me gusta saber que nada ahí es mío.

Todo es apenas el rato que duermo en lo provisorio. En la madrugada oigo pasos al otro lado de la puerta, el piso de madera retiembla y afuera en el lavamanos una boca anónima escupe.

Me gusta de ese cuarto de hotel el poco nombre que tiene, los todos nombres que tiene.

Reclino la cabeza en donde tantos la han reposado, y pensaron y sintieron la nada que hay de ellos en todo.

::


TELÉFONO

A veces sólo nos queda la noche para encontrarnos y decirnos y hablar desde el hilo que se tiende inseguro de oreja a oreja, de laberinto a laberinto del oído.

Puente endeble que cruza acantilados.

Y en las torres almenadas de las cabezas, ejércitos que se disputan el precario territorio del entendimiento.

::

Walther Espinal



Mencionado por:

Yolima Andrea Zapata
Aymer Waldir

Menciona a:

León Gil
Jesús Gómez
John Galán Casanova
Gustavo Adolfo Garcés
Flóbert Zapata
Amanda Cárdenas (En Las Elecciones Afectivas - México)
Robinson Quintero Ossa
Juan Gonzalo Mejía
Jairo Guzmán
Fernando Cuartas
Surlay Farlay


Bio/biblio

Walther Espinal (Medellín). 1980. Estudió filosofía y letras en la Universidad de Antioquia. Ha participado de varios talleres literarios en la ciudad. Su libro La danza de Narciso obtuvo una mención de honor en el XX Concurso Nacional Universitario de Poesía Universidad Externado de Colombia.

Enlaces:



Poética

El pájaro y la media

La poesía es un pájaro
que en el alambre del patio
canta

La poesía es una media impar
resuelta a ser
la cabeza de un caballo

El pájaro y la media penden del mismo hilo

Señor
acaso la poesía es este avechucho
que desde la infancia
grazna

O una media rota
exilada, en fuga

::


Poemas

Pinta papá conmigo
me dice juanmanuel
y con su pincel
traza en mi alma
la gaviota azul
el atardecer naranja
la lluvia violeta.
Él que cuando duerme
suele reír.
Entonces el corazón
me suena
como una campana.
En tu sonrisa corre agua dulce.
Pinta papá conmigo
dice mi hijo
y con su pincel
traza en mi alma.

::


Abuso de soledad

El abuso
de soledad
es una embriaguez muda
un dios de cera
que ilumina

En la vía
el semáforo
como un cíclope
de ojo rojo

Y la música
que en el café aúlla:
amor
llevado
a mi mesa
en plato solitario

El abuso
de soledad
es un cuaderno
con margen
doble línea

::


Arts mantis 2

La hechicera entre su mano agita
mi suerte y apela
al dios de bastos y la copa.
Filósofo onanista
sin aleph
la escucho
como si fuera Dafnis con arrugas.
Y vaticina
que la poesía profundiza
en el dolor
que Rimbaud era un mago
y el verbo esta piedra.
Que la magia augura
el bien
para mi herbario.

El barrio dice que la hechicera anida
en el árbol maltrecho
del parque infantil.
No la he visto volar
pero su escoba mantiene
limpias a sus hijas.
Alquila el infierno
a préstamo, en comodato.

::

Clemencia Tariffa (Q.E.P.D.)



Mencionada por:

Hernán Vargascarreño *
Federico Cóndor


Bio/biblio

Clemencia Tariffa (Codazzi, Colombia, 1959. Santa Marta, 2009) A sus ocho años fue llevada por su madre a vivir al puerto de Santa Marta. Juan Carlos Vives Menotti le publicó en 1987 su libro El ojo de la noche, libro de precioso corte erótico difícilmente superable en nuestro país. Obtuvo en 1994 el Premio Latinoamericano de Poesía Koeyú (Caracas) y el Premio de Poesía del Instituto de Cultura del Cesar.

Cuartel (Ediciones, Exilio, 2006) es su segundo y último libro ya que su deteriorada salud psíquica y física no le permite escribir más. Desde hace siete años vive recluida en una clínica mental de Santa Marta.

Actualización:

"Hemos descansado quienes la sabíamos sufriendo. Ya una parte de los dolores de mi vida se ha ido con ella. Nos ha dejado la belleza de sus poemas. Muerte de Clemencia: 23 de septiembre de 2009,en la clínica mental donde residía en Santa Marta.
Hernán Vargascarreño



Poemas

Vacío

En las noches
de mis días,
maullando,
mendigo
un trocito de luna.

¿Y qué he conseguido?

::


Carta de la ansiedad

Señora:
Cómo haría para decirle
que cuando usted está a mi lado
yo quisiera gritarle
que de su marido estoy enamorada
y los instintos me van devorando.

Señora:
Por su marido me detuve en dulce sueño
para convertirme por momento en fiera.
Mas no se preocupe señora:
él ni siquiera lo sabe.
Y yo soy incapaz de insinuarle,
fue la musa de Shakespeare
la que amablemente estuvo enamorada.

¡Ay señora de canción común!
Cómo le diría sin ofenderla
que usted ya no me inspira respeto
ni cuando la miro besando a… su marido;
yo solo aspiro a ser ladrona
en ese rico trigal del que usted es dueña
-y desde hace rato compró-
Pero si deja de cuidarlo
robaré limpiamente su más dorado grano.
En mí el resentimiento se va hinchando.

Eso sí.
No se asuste mi señora
si las campanas cambiaron de tono,
que no es mi corazón el que está repicando,
solamente las agujas que ya no soportan el silencio
y por eso quieren salir del pecho.

Disculpe usted, señora.

::




Misiva

Todos los soles han de ser iguales tanto en las cartas como en las fábulas, ante todo, si quien escribe niebla en un país de maravillas tempranas. Tal vez un malecón de algas conserve en mi cerebro verde como han vivido las letras en las mismas cartas leídas, pues si en realidad existe un dios, él más que nadie sabe que soy feliz de ser lo que soy, que desde que empecé a hacer arte jamás quise otra cosa diferente.

Por supuesto, me siento más húmeda que una manzana rosada, después de leerte. Reconociendo ser más tímida, pero no por eso he olvidado las cigarras, ni mucho menos escribir poemas, por supuesto, cuando le escribo al poeta.


::


Señoras

Señoras con rostro plegable
que ayer oísteis mis poemas
y esta mañana
nos tropezamos en la calle.

Me miráis de reojo
como a un raro animal,
como a buitre verde,
y volteáis la cara
meneando el caderaje,
musitando sandeces
…!vaya!...
siento un placer casi morboso
manteniendo esposas en ascuas.
Parece mentira, pero,
en mis poemas
no figuran sus maridos.

::



Trotando por el más verde y mullido de los pastos

Anoche salí al patio, me sentí observada; recosté las caderas sobre el húmedo césped y la cabeza reposó en la malva; el patio está lleno de malvas, sucede cada vez que llueve. Miré al cielo. Había un gran retazo de pana y en una esquina pendía la cacerola de aluminio más grande que jamás haya visto caribeño alguno; brillaba tanto como acero caliente. Esa luna me miraba y me veía diminuta, ¡qué simpática debí parecerle!

Pero la noche se fue poniendo helada. Me fui a acostar. En el techo de mi cuarto hay cuatro goteras; me gusta dormir libre de ropa; sobre la piel, mis vellos. Las gotas resbalan en fila india; justo encima del vientre cae una; es grande y fría; pero me enrosco, parezco un erizo marino, redondo, crispado.

Amaneció y volví al patio. Ahora voy hasta el ciruelo macho; cómo me agrada masticar sus hojas. Entre los huequitos del milimetrado follaje he metido mis largas uñas, y un montón de florecillas que del guácimo se desprenden, caen precisas en la taza que mi otra mano ha formado.

El sereno empieza ahora en octubre, pero sus tardes son tan calientes que aumentaron mi deseo de amar. Decido entrar, desnudarme y regar aceite para niños en mis ojos pintarrajeados. Luego recuesto mi delgado cuerpo en el blando sofá, casi no lo siento; a veces creo que mi poroso cuerpo se confunde con la espuma. ¡Vaya si es delgado! Pero entras tú por el portón trasero como un caballo en corral ajeno. Y yo, que siempre, siempre estoy seca, voy humedeciéndome; aguadas columnillas destila mi frente; procuro evitar tanto gemido, pero me confundo. Ya no sé si eres un potro, o simplemente vas trotando por el más verde y mullido de mis pastos.

::


Velada

¡Hermosa luna de volcanes!
Esta noche no tiene luna
sin embargo
escribo y hablo
a la sombra
que ocupa su lugar.
¡Dulce luna de azúcar!
cubre tu rostro
con un velo seguro
porque de noche
salen los niños
sobre hormigas doradas
y creerán tener derecho
sobre ti.
¡Cóncava luna de agua!
yo estoy aquí
en una patria infiel
en la mira de tus ojos
en un mecedor azul
triste y desnuda
cantando
frente al espejo.

::


Chantaje

Que se alboroten lindas mariposas
sobre nuestros cerebros cálidos
mientras van los pensamientos
que tanto amo
chantajeando un país entero,
y por los corredores oscuros
se incendien siempre
un par de senos pequeños
entre sus manos jugosas.

::


Junio

Nosotros no fuimos artistas de cafetería
Necesitábamos más espacio
para crear nuestra poesía,
de cuarto barato y sin velas
o de cuerpos untuosos en la arena.
Hace tanto ahora
y junio palabreando continúa.

::


Senos

Suaves, pequeños y tiernos
siempre erguidos, siempre firmes.
Senos de carne blanda
grácil figura y vaivén excitante,
que invitan a probar
las delicias de la tez canela.
Tallados sin aguja ni cincel
sobre musgo secreto
son montes cubiertos de azúcar
para una boca insaciable.

::


* El poeta Hernán Vargascarreño ha tenido el noble gesto de enviar el material correspondiente a Clemencia Tariffa, poeta de sus afectos y quien vivió sus últimos años recluida en una clínica de salud mental en Santa Marta.

Yolima Andrea Zuleta



Mencionada por:

Pedro Arturo Estrada

Menciona a:

John Galán Casanova
Walther Espinal
Jesús Gómez
Mauricio Moreno
Raúl Jaime Gaviria


(Poética)

Algo sobre la poesía


“Existen tres medios a través de los
cuales el hombre puede hablar con el paraíso:
la poesía, la pintura y la música”
William Blake


Para conservarse ileso en un huracán de palabras
por encima de ellas
se debe salir volando.
Huir cuando amenacen la pureza
partir a descansar a otra isla
que prescinda de nombres y gruñidos de sentido
Donde sea posible observar de nuevo
el paisaje extinto del silencio
en su condición primitiva.
Contemplarlas lejanas
carentes de juicios
más cristalinas en los objetos.
Para un día regresar del exorcismo
con la pureza liviana del autoexilio
ofrecerles la mano
e invitarlas a publicar un libro.

::

"Pienso que la poesía es la conexión entre el cielo y la condición humana
Desde el comienzo hasta el fin, algo así como el soplo inicial que nos empuja a recorrer el universo. Cada verso, de manera paradójica, es un homenaje al silencio de donde florece el canto".


Poemas

CLASES DE TOMATE

“Un tomate malo
puede llegar a dañar
el resto”
decía con insistencia
la profe de primer grado
mientras separaba
las niñas
por filas
haciendo del salón
una nevera.

::


PEDAGOGÍA INVERSA

La profe
enseña con afán
a rezar en las mañanas
antes de iniciar la clase
Corazón de Jesús ...
Al final de la jornada
con regla en mano
pregunta la lección
lanzando por el piso
cuadernos inútiles, brutos,
desordenados,
dice sobre la disciplina,
sobre la obediencia
sobre la memoria.
En el despertar del día siguiente
la Profe junta sus manos
y señala con devota insistencia
Corazón de Jesús…
Nosotras entre dientes
contestamos
en vos no confío
en vos no confío.

::


ÁRBOL

Es necesario que existan dos simas, cimas
una que penetre
mientras la otra eleva.
una conectada al cuerpo.
la otra al espíritu.
Al igual que la raíz húmeda
empina el jugoso fruto
hundirse hasta la sima
conservando el placer en el cielo.

::

Jesús María Stapper



Mencionado por:

Angye Gaona

Menciona a:

Javier Huérfano


Bio/biblio

Nace en Cáchira (Norte de Santander), 22 de febrero de 1960. Desde muy jóven se vincula a los Medios de Comunicación. Por más de 25 años ha sido columnista para Medios nacionales e internacionales (más de mil artículos publicados sobre variados temas). Igualmente, transitó por un largo periodo en la radio y realizó programación desde noticieros y musicales hasta magazines, en algunos de ellos se desempeñó como director. Ha pertenecido a organizaciones sociales y culturales regionales, nacionales. Ha asistido a encuentros nacionales e internacionales de escritores, literatura y de políticas culturales. Son varias sus obras literarias publicadas, las más recientes con Editorial Panamericana. Ha escrito para distintos Medios sobre la obra literaria y pictórica de artistas nacionales e internacionales (crítico de arte). Conferenciante, gestor y promotor cultural. Su obra ha sido traducida a otros idiomas, entre ellos, holandes. Ha recibido algunos galardones. Conocidos escritores, periodistas, académicos, artistas y críticos en Colombia y otros paises de América y Europa ofrecen elevado testimonio sobre el valor de su obra, tanto en literatura como en artes plásticas, de la cual dicen de ésta última, es particular dentro del arte pictórico latinoamericano. Ha realizado exposiciones nacionales e internacionales. Está imbuído con su creación en literatura y pintura dentro del surrealismo, propone para el mundo a través de su obra pictórica un nuevo ismo dentro de éste Movimiento que denomina: Nuevo Surrealismo Siglo XXI. Actualmente está dedicado a su creación pictórica y literaria.

Enlaces :
www.decartsttapper.es.tl
www.cachira.com


Poética

Horadar con vertientes de fuego al corazón para que viva. Atrapar dentro de un verso las estelas iridiscentes que dejan sobre las noches las galaxias vagabundas y desconocidas. Enrollar los sentimientos y atarlos con nudos marineros para que sangren, lloren o sonrían. Esculcar el alma real de la historia, sonar campanas en la cimiente de toda libertad, izar los escudos de la epopeta plasmados en los heraldos de la verdad y la justicia. Enviar en pleno vuelo al infinito, una gota de rocío testimonial, para que alguien sepa que un poeta existe y que está cometiendo poesía. La poesía es el hombre. La poesia es todo, …pero no todo lo escrito es poesía. La poesia es un sueño. La poesía es una pendejada inútil. La poesía es un espanto frío que se nos aparece al inicio de la madrugada. La poesía se halla en el rostro de un tonto enamorado. La poesía es perder el tiempo por ir tras la caza de las metáforas que se escapan y, errantes, se van de parranda. Dicen que la poesía como el amor, son inefables, es decir, para algunos, son nada y si estan juntas, de compinches, son lo peor, …y nada más. La poesía, cuando es verdad, es el resultado estéril del trabajo más improductivo.



Poemas

Poema tomado del libro: Poemas de la Calle Interior, publicado por Editorial Panamericana:

HOJAS SECAS

El viento
quiebra las hojas secas
de los árboles marchitos.
Los locos juegan
a buscar todo
y a no encontrar nada.
Ahora que estoy dentro de la mansión
de la melancolía
soy la hoja seca...
soy el loco
que cuenta
con dos presencias... únicamente:
la presencia de mi demencia
y
la presencia de tu ausencia.

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Poemas inéditos del nuevo libro: Poesía surreal vs su real poesía:

A LA VUELTA DE UN PUNTO CARDINAL

Es la tierra rojiza con su piel escarpada
de la tendida carretera de duro corazón.
Su suelo incierto, oscilante y repetido
atrapa los horizontes por donde
a cada instante se siembran
puntos cardinales.
Raudo, en su lujoso auto,
Laszlo Bonniekk Kaszliquiewiks,
exhibiendo su poder y su riqueza,
sin falta, cada diez días,
atraviesa la inmensidad, rompiéndole el alma,
va rumbo a su famosa hacienda.
Él solamente sabe de poder
y de imponer el rigor de sus órdenes.
¿Y qué le importa a Laszlo
un solitario y polvoriento árbol de guayacán
que desde su tronco añejo
divide al mundo en cuatro puntos cardinales?
¿Y qué le importa a Laszlo
un viejo árbol
sembrado frente a una curva
de la nostálgica vía, si nunca lo mira?
¿Y qué supo Laszlo de su muerte prematura
si nunca supo del árbol
donde nacían los puntos cardinales?
Hoy la curiosidad invade
y un solitario árbol de guayacán es famoso,
de su tronco se desprenden una cruz de lujo
y un epitafio lleno de memoria.

Jesús María Stapper
Junio 22 de 2008, Bogotá.

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EL VIEJO BARCO

El viejo barco
tiene la melena canosa,
cabellera tan blanca como la de mi abuelo,
blanco acendro de mis antepasados navegantes.
El viejo barco
tiene la experiencia grabada
en su ceño anciano,
y dejó su juventud perdida
entre las brumas del tiempo,
y con su bamboleo incierto,
camina lento, sobre las olas.
El viejo barco
durante mucho tiempo
guardó silencio
aunque sus oídos fueron abiertos
a los rumores del viento sin destino.
El viejo barco
retornó al antiguo muelle muchas veces,
algunas ileso, otras herido, y otras, moribundo.
El viejo barco
se robó los espíritus perdidos
de las mujeres desnudas, invisibles y olvidadas
que en las noches frías,
caían del malecón al mar.
El viejo barco
tiene su mástil corroído y doblado
por los duros golpes acontecidos
en su dura historia de trashumante acuático.
El viejo barco
aprendió a leer de corrido y de memoria.
Lee el dolor de los océanos
cuando sus grietas sangran.
Lee con sabiduría
las penas y las alegrías
de su terco capitán barquero.

Jesús María Stapper
Octubre 17 de 2008 Bogotá.

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Mario Echeverry Beltrán



Mencionado por:

John Fredy Galindo

Menciona a:

Luz Andrea Castillo
Óscar Estévez
John Fredy Galindo
Andrea Cote


Bio/biblio

Mario H. Echeverry Beltrán. (1982) A la tierna edad de nueve años le rechazo una kola hipinto a Carlos Vives, su mamá dijo: "eso no se hace"; su respuesta fue: "no tenía sed". Integrante del Taller de Literatura Umpalá, sus poemas han sido publicados en revistas especializadas en Colombia, Chile y España, ha sido premiado en diversos concursos literarios en Colombia; actualmente vive en París.


Poemas

El vuelo

Sentir tus piernas
atadas a mi espalda para hacerlas alas,
para hacer de tus gritos
un aleteo incesante
que le muestre a nuestros cuerpos
lo que es el vuelo,
lo que es ser ave,
lo que es lanzarse hacia el abismo
que sostiene el brillo y el fuego.

::


El Ahora

Arrastro mis ojos
hasta el pálido reflejo
- me veo muerto y lo disfruto -.

Sobre él extiendo un beso
que más parece un llanto
y vuelvo mi rostro hacía El Ahora
- ese espacio polvoriento
que colma de desilusión mi memoria –

::


El Hombre

El hombre sobre su mulo
bendice con un escupitajo
cada flor amarilla
que cruza su mirada.

Llega a casa,
la mecedora recibe su cuerpo al ocaso,
sus ojos cierran,
el ocaso triunfa
y el perro persigue
(tres aullidos)
el instante que huye por el maizal.

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Felipe García Quintero



Mencionado por:

Samuel Vásquez
Lucía Estrada
José Zuleta
Ramón Cote Baraibar
Winston Morales Chavarro

Menciona a:

Giovani Gómez
Lucía Estrada


Bio/biblio

FELIPE GARCÍA QUINTERO. Nace en Bolívar, departamento del Cauca, Colombia el 25 de septiembre de 1973.

Obtuvo el título de Magíster en Filología Hispánica del Instituto de la Lengua del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (2005) y el de Estudios de la Cultura de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Quito, Ecuador (2003). Es Licenciado en Literatura y Lengua Española de la Universidad del Cauca (1996).

Desde 1995 dirige y edita en Popayán la revista de poesía Ophelia. Y forma parte del consejo editorial de la revista “Puesto de combate” de Bogotá. Es director fundador de Ediciones Axis Mundi. En la actualidad se desempeña como profesor del programa de Comunicación Social de la Universidad del Cauca, en Popayán, Colombia.

Ha publicado los libros de poesía: vida de nadie, Madrid: Colección de poesía “Encina de la Cañada”. Altorrey editorial, 1999; piedra vacía. Quito: Ediciones de la Línea Imaginaria, 2001 y La herida del comienzo. Granada: Ediciones Alhucema, 2005. Casa de huesos (selección de poemas). Mérida (Venezuela): Cuadernos artesanales de poesía, IMC, 2002 y Horizonte de perros, Cali: Colección de poesía La escala de Jacob. Universidad del Valle, 2005, son dos selecciones personales de poemas.

De la incursión en el ensayo es el libro Finca Raíz y Propiedad Horizontal. Lectura del legado poético de Rafael Maya. Popayán: Fondo Mixto de Cultura del Cauca, 1998.


Poética

He hablado y lo dicho se torna camino. Así, las palabras son pasos y la voz territorio, tanto como la música un rostro, que ahora mismo asoma, en la alta noche de un viaje largo, inconcluso siempre, desde el silencio lejano y extraño de leernos en lo escrito.

Declaro que tres son los momentos de mi grafía. En principio, con el pulso tembloroso quise hacer del sentimiento humano la expresión poética mayor. Por ello, el dolor de vivir figura en cada recodo del libro “Vida de nadie” (1999). Su destello alumbra la opacidad cotidiana, enciende la oscuridad diaria, incluso, la quema. El problema de la identidad fue el eje en torno al cual los temas de la orfandad, lo femenino y la infancia, despliegan sus ropajes raídos.

En “Piedra vacía” (2001), por el contrario, la intención fue dejar atrás la condición personal y hacer del poema una reflexión acerca de la escritura. Codicié encarnar el legado de Wallace Stevens, cuando habló del poema como el motivo de la poesía. Este conflicto estético, su tensión íntima que desgarra la conciencia, fue puesto en el afuera del mundo, en el ahora de un país mudo que grita sin escucharse. A esa tentativa la titulé “La herida del comienzo” (2005).

Felipe García Quintero


Poemas
De: vida de nadie. Madrid:
Altorrey Editorial, 1999.

POCO A POCO EL SILENCIO ha ido llenando mi alma de ruidos, con pisadas temerosas como de fiera perseguida por el temblor del corazón que afila su cuchillo.

Es la ciega voz que mantiene abiertos mis ojos.

Y —entre mí— pienso en el otro cielo que afuera de la casa me espera: mi cielo, el que inventa la lluvia en un rincón de la calle.

Un cielo de aguas podridas. De ahogada luna turbia, salvada del lodo por la mano del sueño.

Cielo mío de aguas podridas, sólo en tu carne brillan mis dientes caídos.

Cielo repentino de orín de invierno, ven a llenar con tu cuerpo mis manos vacías de ciego sin tacto. Cielo mío de pájaro sin cielo. Cielo de agua de vientre.

Cielo mío, hondo como la piedra

(1996)

::

De: piedra vacía, Quito: CCE,
Ediciones de la Línea Imaginaria, 2001.


IV.


TRAES UN POCO DE PAN Y ALGO DE VINO para alimentar la vigilia en la noche de tu alma.

Al fondo de tus ojos miras las manos que ofrendaron sus huesos para construir la casa y llenarla de palabras.

Mientras, la escritura en la oscuridad crece con el parpadeo de las llamas, tu corazón calla; su temblor cesa de latir.

De pronto ya nadie existe.

Estamos solos y sólo en ella piensas. Te entregas al vino de la risa y al pan del silencio, y a tus recuerdos: estos pensamientos que inflaman tu lengua y arden como las palabras que te consumen.

Y quieres morir, y para eso escribes:

(1997)

::
De: la herida del comienzo. Granada:
Ediciones Alhucema, 2005


Piedra


1.
Sé un pensamiento mío.

La fijeza de mi mudez latente
no la sombra de mi cuerpo, su herida.

Yo tu posesión, mi huésped
en la voz, la habitación vacía de cada hueso.


2.
Colmada miseria
y perpetua errancia de la quietud.

Piedra

¿Dicha vencida o mudez cantada?

En el puño cierto del llanto
cuánto hay de ti, siempre conmigo.


3.
Sordo cielo mío de cada grito
pueblas la oscuridad de mi infancia.

En la voz el silencio te toca
la nada te alegra
la soledad te encierra.

Vigilia oculta y serena de cada muerte.


4.
Piedra

Sé la fuga de mi caída.

(2003)

::



De: Honduras de paso.
Inédito


Cielo vertical



El viento sucede.
La llama en su silencio estalla.
De azul a rojo el mar ocurre.
La tierra espera, siempre erguida.

La realidad, y sus murallas,
deshecha en el suelo.

Suceder de los elementos
en la fuga de la voz.

::

Santiago Espinosa



Mencionado por:

Lucía Estrada
Felipe Martínez Pinzón

Menciona a:

Juan Manuel Roca
Santiago Mutis Duran
María Clemencia Sánchez
Robert Max Steenkist
Andrea Cote
Felipe Agudelo Tenorio
Piedad Bonnett


Bio/biblio

Santiago Espinosa (Bogotá 1985) Crítico y periodista. Ha escrito artículos y reseñas para revistas como Alforja, de México, Casa de poesía Silva, actualmente es columnista de la revista Arcadia. Estudió Literatura en la Universidad de los Andes y hoy finaliza sus estudios de Filosofía en la misma universidad. Ha trabajado en adaptaciones de teatro para grupos aficionados, y fue asistente de dirección en cursos del Teatro Libre de Bogotá. Como director montó La Cantante Calva, de Eugene Ionesco, en el año 2004, y un par de piezas breves de Harold Pinter en el 2006. Los ecos, su primer libro de poemas, será publicado en los próximos meses.


(Aforismo) Poética

Un poema es un niño
Entre los versos
De mano en mano
Se hace viejo a fuerza de recordar.


Poemas


La casa ilusoria


Como un árbol
que se abre camino en la mitad del mar,
la casa, su olvidado lenguaje de peldaños,
de redes y vacíos luminosos,
nació en el sueño del arquitecto.

“Una casa”, se dijo,
“huella de la vida,
que tenga por rostro
la prudencia del anónimo…”
“Que interprete la montaña
sin cortes sin remedos.”
“Pura y aislada como la hoguera.”

Y de la casa surgieron moradores.
Sus altos muros
fueron perdiendo la extrañeza,
cuando por el pasillo circularon las visitas
haciendo de los rincones escondites,
refugios,
donde la hombría pudo llorar las deudas
de rejas para dentro
y habría de llegar el sexo
a la lengua de los niños.

Sonaron los estruendos de cada noticiero.
El abandono
en las caídas del fútbol.
También hubo películas dobladas
que hablaban del África,
de una aridez distinta
a la que comenzó en los muslos
y terminó en el trazo de los rostros.

Fueron muchos los recuerdos
que se robó la mansarda.
La capa adusta del abuelo,
amables caracoles,
los niños jugando a la guerra
con sombreros de copa
o emprendiendo la caza del Mohán
en la selva imaginada.
Mientras tanto, en la noche, los otros
oían a su conciencia traqueando en la madera,
dando sus primeros pasos.

En medio de los aromas del melón, siempre distintos,
viendo a la luz colarse en los vitrales,
por la ventana entró el sonido
de un antiguo clarinete,
poblando la casa de fantasmas
y de barcos que se hunden.

Con el adiós de los nardos, creciendo en la portada,
quizás solo hubo tiempo de mirarse a los ojos
para estrellar las copas de cara a la montaña.
Hubo tiempo de alzarlas
y volver a brindar por los ausentes.

La obra estaba completa.


Para Guiseppe Volpini.

::


La casa encantada


Por la mañana tumbaron la casa de la esquina.
Las palas del buldózer araron los cimientos
y el sol de las doce
cayó sobre las piedras solas, sin sombra,
donde antes se sentaban los armarios
y la mesa del café.

Luego llegaron los ingenieros,
traían la sombra a sus párpados
en un gesto militar,
cuando de las montañas azules, pétreas,
manaba un humo blanco y taciturno.
Alguien dijo: “son tiempos de incendio”.

El aire estaba sepultado por el calor.
Entre las ruinas traqueaba la madera,
cediendo, haciéndose polvo en sus termitas.
Nadie lo había notado,
pero el buitrón nos tapaba un edificio
y donde antes estaba el techo se escondía todo un barrio;
centros comerciales, esquinas de marihuanos.
La vista de la ciudad –que tantas veces contemplamos-
tenía un brillo desconocido.
Ya no estaba la casa que censuraba nuestros ojos.

Los ingenieros alzaban la cabeza
y proyectaban la mirada hacia el cielo
imaginando edificios babilónicos.
Uno contaba pisos invisibles,
otro miraba el incendio
como un presagio, como una seña
que nunca se cumplió.

Ninguno de nosotros buscó tesoros en las piedras.
Ninguno se tomó la molestia de preguntar
por el armario, las luces sin sombra,
los ruidos estáticos donde no había cuerpos.
Nadie lo pensó porque teníamos que buscar otro escondite,
otro refugio, y otra vista,
para poder matar el tiempo
frente al tímido espectro del incendio.

::


La Casa


Todavía recuerdo la casa. La convoco.
Mi madre le imaginaba sitios a las plantas
y mi padre, desde umbral, veía que esos espacios ajenos
despoblados,
se iban llenando de Mahler y de Mozart.
Los olores eran de cañerías.
De una humedad que no era nuestra.
Sólo saldremos de aquí con los pies para adelante,
juró Papá,
mientras en el teléfono hablaban intrusos,
de nombres que no conocíamos,
y mis hermanas, en silencio, ya sospechaban refugios
para el amor.
Sin cuadros, sin libros en el anaquel,
la cama principal estaba estática,
como sin tiempo.

Vimos cómo salían los pretendientes,
arrojaban la puerta y no volvían nunca.
Los vidrios se acostumbraron
a nuestras sombras, y los vecinos
a la música extranjera.
La casa terminó por impregnarse
de café, de carne digerida;
y de copos de piel
que enmohecían las paredes.

Cuántas veces memorizamos la vista.
Cada calle,
cada ángulo que las rodillas
-en su afán de cielo-
cambiaban para siempre.
Allí quedó el pelo maldito
del cáncer de mi hermana.
Las cenizas del cigarrillo,
las hojas de los primeros poemas.

Las monedas se empobrecieron
en los bolsillos,
y la sonrisa de papá pasó por los guiños
hasta llegar al silencio.
Mamá maldecía,
como si la diferencia en los pómulos
fuera culpa del espejo.
Y mis hermanas, en la cama,
dejaban el lado izquierdo para otro.

Todavía la recuerdo.
Pero hoy la imagino
con los ceniceros limpios
y las luces apagadas.
Suena la música de Mahler, de Mozart;
pero nadie silba después de la pausa.
Quizás miran la vista
poniéndole zapatos a las huellas.
Quizá ahora se acuesten pensando en otros
y tengan pesadillas con los mismos fantasmas.
Pero abrirán la puerta,
y dejaran la casa
en los rincones de otra memoria.
Porque pasa,
y más rápido que las casas
se envejecen las familias.

::

Eliana Maldonado



Mencionada por:

Pedro Arturo Estrada
Tatiana Mejía
Aymer Waldir

Menciona a:

Jorge Bustamante García
Pedro Arturo Estrada
Santiago Mutis
Javier Naranjo
Viviana Restrepo
León Gil
Elkin Restrepo
Omar Ortiz
José Zuleta


Bio/biblio

Eliana María Maldonado Cano nace en 1978 en Medellín (Colombia). Terminó sus estudios de Ingeniería de petróleos en la Universidad Nacional de Colombia. Desde el año 2005 co- realiza el programa radial de poesía Taller de Luna en la emisora de la Universidad Nacional, invitada al Festival Internacional de Poesía de Medellín en el año 2006. Ha publicado poemas en las revistas de poesía Punto Seguido (2005), Revista de Poesía Prometeo (2006), en la revista de Poesía, Arte y Literatura Quitasol (2006), hace parte de la Antología “Ellas escriben en Medellín” poesía, Hombre Nuevo Editores, 2007. Trabaja como directora de los talleres de Poesía y literatura en la Biblioteca Pública la Floresta en Medellín, actualmente es aspirante a Magíster en Ciencias de la Tierra en la Universidad EAFIT. Es autora del poemario "Bajo la Piel" (Hombre Nuevo Editores, Medellín 2007)


Poética


La poesía, es apenas un boceto del interior humano, el lenguaje oculto de los órganos del cuerpo, la palabra que se forma al respirar. Cada ser tiene una poética propia, el que escribe, el que canta, el que llora, el que mata, cada acto humano es una expresión poética, solo en contadas ocasiones y por algunos llega a ser un acto escrito, tangible solo por el hecho de ser leído.


Poemas



RONDA

Para Jorge Bustamante

Recuerdo bien...
yo aun no había nacido,
pero te veía jugando a la pelota con Pepe Luis
en la plaza de Zipaquirá,
disparando balones a la puerta de la iglesia,
me gustaba sentarme en el quicio de la casa de la esquina y observarlos,
corrían por trochas y caminos de piedra y a pesar de que siempre
te escondías en el mismo árbol nunca te encontraban,
tenias el cabello como el sol, pero no era dorado ni rojizo,
recuerdo la vez que te caíste,
tu madre lloraba en silencio y se tragaba las lagrimas,
pero tu padre, sereno como solía ser
te miró con sus ojos reparadores y dejaste de sangrar,
"pobre rodilla rota" , dijo.
Te preguntaras como veía todo eso si aun no había nacido,
no estoy segura,
pero te ví,
es cierto.
Cuando creciste, jugabas conmigo a la ronda aunque decías que era un juego de chicas,
me tomabas de las manos y te gustaba sentir como se escabullían de las tuyas
y sin embargo ,
allí seguía yo,
girando,
girando,
girando en rededor tuyo,
me reía,
me reía como solo en la niñez ríen los adultos,
jugamos juntos,
crecimos juntos,
pero nos conocimos apenas ayer.

::


MALDICIÓN

Que el que ha bebido el sudor de mi cuerpo
aspire a beberlo siempre,
pues como el agua del Nilo
ninguna otra apagará su sed.
Que el que haya dormido
en la tibieza de mis carnes
aspire a tener un sueño reposado
entre morenas y rosadas pieles,
ninguna otra le dará cobijo.
Que perdido esté quien ha yacido a mi lado,
anhelará mi alma en finas gotas de sudor.

::


EN EL FILO

Un instante divide lo cierto de lo incierto:
Disfruta de ese instante y tenlo en mucho aprecio,
Que el total de la vida suma lo que este instante
Robaiyyat de Omar Jayyam

En la mañana he comprado
pan y vino en el convento.
Aletargado, silencioso,
levanto los pies pesados como tierras
pero ninguna gira alrededor de soles majestuosos.
He encontrado la manera de vivir
sin esta calma que desasosiega el ama,
he escogido la locura como vida:
cuerpo y médula sin coherencia diaria,
huesos que caminan sin la piel
razón será para mi la sin razón,
cena es hambre,
sangre es lágrima ,
sueño es día.
Seré juglar
contador de infortunios y de infamias,
tambor y risa mi filosofía,
y alguna perniciosa droga
mi alimento.
Mañana cortaré mis venas
con el cuchillo verde de Neruda
y bailaré una danza rusa en
honor a algún dios africano.
Un instante divide lo cierto de lo incierto,
un instante divide la cordura que portaba esta mañana
y una monja lujuriosa me cambió el destino.

::

Celedonio Orjuela Duarte



Mencionado por:

Federico Cóndor
Víctor López Rache

Menciona a:

Nelson Romero Guzmán
Carlos Flaminio Rivera


Bio/biblio

Estudió literatura en la Universidad Pedagógica Nacional. Es tallerista y conferencista de la Casa de Poesía Silva. Invitado a los festivales de poesía: Medellín, Bogotá, Cajamarca, San Luis de Potosí y Costa Rica. Ha publicado: "Visiones": un inventario de afectos literarios, 1988; “Precario equilibrio”, 1996; “Mujeres y otros cuentos de riesgo”, 1997; “Ofrendas y tentaciones”, 1998; “Presencias”, 2004; “Dónde estará la melodía”, 2005; “La memoria a la orilla de los actos”, 2007, editado con motivo del VI Festival Internacional de Poesía de Costa Rica. Ha publicado en el diario “El Espectador” de Bogotá. Colabora en el periódico “Lecturas críticas” Asesor de la Fundación Editorial Domingo Atrasado. Ha sido el poeta visitante en Guanacaste, Costa Rica. Colabora en el periódico “Lecturas críticas” de Colombia.


Poética

"Los presuntos sociales son su estrategia oculta y un persuasivo paganismo aquello que aleja a su poesía del decir pial y de la enunciación escueta: allí la música y el hombre contemporáneo escarcean en su cotidianeidad sabiendo que se camina sobre la historia, la realidad y el mito..."
Carlos Andrés Almeyda. Fragmento suyo a propósito de "La memoria a la orilla de los actos", Antología de Celedonio Orjuela, Colección Casa de Poesía, Costa Rica, 2007


Poemas


LA BAILARINA

La bailarina
de rostro pálido y túnica negra
danza en lo perpetuo
podría ser el tiempo de Degas o más allá
se oye una música antigua y se repite
en la noche de la mujer hija del aire
la telilla se desliza y descubre
sus formas en la calle del eco
la carne tiembla y el sudor mana
Orestes y Narciso podrían llorar y enloquecer de nuevo

En su piel desnuda la envuelve la noche
no sabe que la miro
que la sigo
yo su cimbalero

::


ELLAS

Por aquí por estos lados donde transita
mi soledad
no encuentro con quien conjurar la magia
de mi canto
no está Lulú no estan Francisca ni Salomé
no están las angustiadas las filisteas
no hay una Dalila que irrumpa en mi aposento
con sensualidad y sangrienta crueldad
sólo golpean a mi puerta Marías
que sirven de botín a esta gula
Carmen mi gitana

::


QUE SIEMPRE HAYA UN LECHO

Para Carlos Almeyda

Que siempre haya un lecho para una mujer desnuda
con su gracia y su carne
infusa en olores hasta las proximidades profundas.
Mujer sola con la noche
herida de mutismo a la espera del soñador
que llega en su pesada bestia negra.

::

Federico Cóndor



Mencionado por:
Federico Cóndor, seudónimo de Jaime Londoño, Bogotá 1959. Poeta y profesor universitario. Dirige la Editorial Domingo Atrasado y el departamento de Educación Continuada de la Universidad F.T.T. Libros de poemas: Hechos para una vida anormal, Alquimistas Ambulantes, Mago sólo hay uno y Fantasmas S.A. Sobre historia: Epitafios: algo de historia hasta esta tarde pasando por Armero. Libros educativos: Competencias escriturales de prejardin a once. Coordina para la Casa de poesía Silva talleres dirigidos a los niños de los colegios distritales. Tiene un taller de poesía gratuito desde hace 10 años los domingos a las 3 pm en el parque de Usaquén en Bogotá.


Poesía


La poesía es un oráculo:
ten cuidado al leerla en voz alta,
ten cuidado al interiorizarla,
no le des ese pan a la memoria.
Cuida lo que dices
cuando te lances a esgrimir versos,
que la poesía es un oráculo terrible,
así como da la vida,
da la muerte.


Poemas


Odisea


Desde la mañana
se vive una odisea.
Escarbar en el costal de sueños
las armas para ir a Troya.
En los rápidos transportes
los guerreros se lanzan las miradas
mientras el chofer se cree
el capitán de un acorazado.
Las batallas son efímeras
y es el Polifemo de la rutina
quien le saca los ojos a todos los Nadie.
Bajo la comida aplastada por el ruido
- y de espaldas la esperanza -
Calipso es la mesera de helio
quien sirve y cobra la cuenta.
Después de tantas aventuras fracasadas
qué se puede esperar de Itaca.

::


Tienda


Vivir en el país de los errores,
de los errores muertos para siempre,
es navegar el miedo en el camino a la tienda,
bajarse a sorbos largos la aspirina de la luna,
tantear la muerte de regreso a casa
y pensar en los muertos
en los que estuvieron vivos
por error en el lugar equivocado.
Nadie ha vuelto de la tienda,
lo dicen las noticias,
se han ido por el aire buscando las balas perdidas
o las mortajas de las nubes
para pintarle un cielo a los sueños.
Hay quienes dicen
que los han visto en el recuerdo.
Mentiras,
nadie volverá de la tienda.
Lo sabe la nena del almanaque
con sus tetas fúnebres festivas
apuntando al más allá.

::


Balas
A todos los que mueren en las marchas pacíficas


Las balas de los policías no matan,
son elementos mágicos que zumban por el aire
y se dispersan entre el gentío
sólo para darle compás
a la cadencia de los que marchan.
Pero no matan.
Son inofensivas,
los soldados las toman al desayuno
para combatir las ordenes de latón.
Las balas salen felices de las armas,
aplauden desde el aire las consignas,
pero no matan.
Los orificios en los muertos
son ecos del hambre y la tristeza.

::

Cristian Casallas



Mencionado por:

Gustavo H. Arrieta

Menciona a:

Gustavo H. Arrieta
Yariffe Marín Freyle
Diana Bonilla Paredes
Jorge Mario sarmiento

Bio/biblio

Cristian Casallas Villavicencio 1987, Ingeniero Industrial e integrante de TA.LI.UM. Su vida se divide en dos aspectos. El arte y su profesión.
Suele endulzar su existencialismo hasta en el Mate, No conoce más que la generación del circo beat, el surrealismo y otros ismos pleonásticos, Si no está escuchando a Fito Páez, está rayando a Cerati, un blues o cualquier tango.
Lamenta no haber ido al Woodstock, sin embargo de haber nacido, no habría Línea Aérea Llano – New York.
Llegó al TA.LI.U.M. Hace un tiempo en busca de la tan anhelada identidad cultural y sigue siendo tan esquiva.
Últimamente escribe en el blog http://vidasepia.blogspot.com


Poética

Reconocer que somos marionetas de la poesía no ayuda mucho o que la maleabilidad de la poesía llama desesperadamente a los suyos, y nosotros somos tan solo un breve soneto en puntos suspensivos, entender eso tampoco ayuda mucho.
Solo sé que acudir a la bella e imperfecta herramienta: aquella que tiene todo interés siempre que alguien se exprese desnuda o fingidamente, nos salvará, no sé como, ni de quién, pero nos salvará.


Poemas


Bluff Cotidiano

Si he de morir engañado
tal vez sea mejor sepultar verdades
a que la luz haga daño
Tal vez ser mitómano como leyenda
un mimo en la insolencia, un payaso de la literatura
un políglota desmemoriado o un personaje jamás nombrado
una incertidumbre conocida en un final macondiano
Si he morir engañado, que me salve la paranoia
Que una seda fingida cubra mis vergüenzas
Y cada error cometido lo declaren los dolientes
tan solo por desmitificar la bondad del muerto
Si he de morir engañado, que no sea hoy
Porque hoy estoy te estoy mintiendo.

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Obviedad.

Nada es tan obvio para quién calla
                       Ni los engaños, ni las miradas vacías
                                Cuando vistes tan fino para algún desconocido.



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Suposiciones y supositorios

(Si...) Las fuerzas revolucionarias se fundamentaran en las políticas del Che Guevara, ¿habrían buenas relaciones con Francia y Chávez no se hubiese especializado en merchandising Social enfocado a Cautivos?

(Si...) ¿Borges no hubiese muerto Casto? ¿Ernesto Sábato escribiera de Putas con amnesia, de 100 años sin fornicar y las crónicas de un Nóbel Oxidado?

(Si...) Duchamp, Dalí y Kandinsky pintaran Gordas. ¿Botero fuese otro ciclista más o un estudiante de teatro?

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Pedro Arturo Estrada


Tatiana Mejía

Menciona a:
León Gil
Jairo Guzmán
Edgar Trejos
Lucía Donadío
Claudia Trujillo
Luz Estella Martínez
Diana Berrío
Yolima Zuleta


Bio/biblio

Pedro Arturo Estrada Z. Girardota (Antioquia) 1956. Poeta, narrador y ensayista. Ha publicado Poemas en blanco y negro (Editorial Universidad de Antioquia, 1994); Fatum (Colección Autores Antioqueños, 2000); Oscura edad y otros poemas (Universidad Nacional de Colombia, 2006). Próximos a editarse: Poemas de Otra/ parte y Des/historias. Sus textos han sido incluidos en diferentes antologías nacionales y locales. Ganó el premio nacional “Ciro Mendía” en el año 2004, y “Sueños de Luciano Pulgar” en 2006. Invitado en 1994 y 2005 al Festival Internacional de Poesía de Medellín así como a diversos eventos y encuentros de poesía en el país. Se ha desempeñado como coordinador de talleres literarios con jóvenes y niños de Medellín en los últimos años. Fue miembro de la Casa de poesía Porfirio Barba Jacob de Envigado hasta 2005. De su poesía escribió J. M. Arango: “Es la suya una voz sin estridencia, sin poses, pero no desprovista de madurez y conocimiento. Sus textos reflejan cierta visión desesperanzada del mundo aunque no cae en la queja gratuita. Antes bien, se asientan sin ilusionismos en la sobriedad de una palabra que da cuenta de su circunstancia sin exageraciones ni atenuantes. Hay, en este poeta, un respeto natural por el lenguaje con el que sin embargo, explora decididamente, desde una perspectiva muy personal, temas siempre esenciales: el tiempo, la muerte, el vacío existencial, el amor y aun el miedo; la crisis en la que hoy por hoy nos movemos…”
Poética
No creo en la poesía porque la poesía no es una fe, es una experiencia vital. Por tanto, la vivo más allá de toda clasificación o formalismo, más acá de todo género. Lo demás es literatura, diríamos ahora, es oficio, es astucia y artesanía. La poesía no se queda ahí porque es destino, es visión de totalidad, integración de lo múltiple en la unidad del ser. Como la magia que, según Paz, “es la secreta corriente de simpatía que une la parte con el todo”. Pero claro que creo en la palabra, en el lenguaje como último y único medio del hombre para expresar su nada y su límite, su inocencia y su complejidad, su misterio y su miseria, su miedo y su serenidad, su melancolía y su alegría de vivir.
En mi caso particular me acerco a ella por fuerza de mi propia incertitud y por gracia de un deseo oscuro que, en cierta tarde de la infancia, afloró en mí hacia las palabras y sus ecos angélicos. Por el principio de extrañeza que se instaló desde entonces en la raíz de ese murmullo interior llamado pensamiento. Percibirla en todas sus formas posibles, reconocerla aun en medio del vacío, el tedio y la absurdidad del mundo como signo, símbolo o trazo incomprensible, como ironía o grito, como risa o gemido, como imprecación o ensalmo es parte de mi quehacer como escribiviente supérstite en tiempos cada vez más oscuros.


Poemas

CASI UNA EPIFANÍA

Un momento más acá del miedo:
la frescura, el brillo de la vida alrededor.
Invitación o tentación repentina abierta en lo hondo.
Urgencia definitiva e instantánea
de entender como un triunfo la inmediatez del cuerpo,
los sentidos, cuando lo irremediable continúa
y cualquiera de los rostros avanzando al vacío,
— es el nuestro.

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EN VOZ BAJA

Silencio que ahora oscurece los cuerpos,
— dolor que también nutre la vida.
Incertidumbre de saber qué crece adentro,
si el túmulo negro o el futuro resplandor.
Miro grave o simplemente cansado
la calle hecha vivo, lastimoso collage siglo xx,
el tránsito de cosas que dejo y me dejan.
Sé que no alcanzaré ya las metas.
Pero el pulso del universo
en las manos permanece.
Me abandono a lo imprevisible. Es más mío al fin.
Aunque el espanto sólo se disfrace a ratos,
de indiferencia.

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LUNES A MEDIA SANGRE

Homenaje a Fernando Pessoa

Sales al parque en la mañana
— haces cuenta de que hay un parque y una mañana —
y que algo debe hacerse todavía en ese cuerpo de 48
sostenido por la inercia,
( muchachas floreciendo en aceras rápidas, el día creciendo, envejeciendo, el aliento subiendo y temblando, el deseo prendido como antorcha en pleno día )
— qué más sino la boca cálida y húmeda,
la dulzura de la luz que se queda en los poros
— qué sino el avance sonámbulo de las horas
como una humilde película del montón y tú en ella actorcillo más entre multitud de extras, en un guión desconocido
pero contento de estar en el reparto
gracias después de todo al azar o a quien pluguiere.
Días mortales pero bellos
que a nadie excepto a ti mismo importan y duelen.
Días últimos
y sin embargo más tuyos a medida que te pierden,
preciosos y urgentes pero sin propósito definido.
Cada hora un paso, un salto sobre el abismo y la verdad
ácida de no ser nadie o ser una sucesión de gestos
intercambiables y suficientes para estar
en cualquier parte sin mayores pretensiones.
Días de nada pero días tan bellos como los de ningún otro
porque te van tirando, te van dejando sin peso
como de aire del trasmundo; porque se van entre un sorbo
de café y una siesta, porque se desalientan,
se diluyen entre el vaho de la lluvia
a las cuatro de las tardes de espejos sombríos,
de interiores fungosos, de comedores oscuros,
tardes sin adonde ir excepto el mismo rincón donde repites
los mismos bostezos de hace veinte, treinta años,
treinta milenios...
(2004)

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